El dimetilfumarato (DMF), una sustancia usada para combatir el moho y la humedad en sofás, calzado y otros productos provoca severas reacciones alérgicas y ha llegado a cambiar profundamente la vida de algunas personas.
Marga Santamaría, presidenta de la Asociación de Afectados por Dimetilfumarato (Andafed) nos cuenta como un par de botas le llevó a vivir una pesadilla:
Como todos conocéis, soy una de las muchas personas que en España han sufrido los efectos del dimetilfumarato. Nada me hacía sospechar, que algo tan sencillo como estrenar calzado, se pudiera convertir en una pesadilla.
Llevo un año y cuatro meses con lesiones en mis pies. Ducharme cada día, supone someter los pies al agua caliente-templada, algo que no soporto. Es como si con el calor reaccionaran las lesiones, aparecen manchas rojas donde hubo ampollas. Después de cada ducha, los pies permanecen rojos, hinchados, pican de forma horrorosa. El ardor y picor es algo que me acompaña desde que empezó todo.
Aparecen y desaparecen manchas rojas, y salen grietas dolorosísimas que llegan a sangrar.