Un número indeterminado de personas sigue sufriendo las alergias provocadas por el calzado y otros productos que contienen dimetilfurato (DMF), pero se siguen vendiendo productos contaminados, mientras los importadores de calzado se autoexculpan.
El dimetilfumarato es una sustancia prohibida usada en lugar de Silica gel para combatir el moho y la humedad en el calzado, sofás y otros productos venidos de China y que ha provocado serios problemas de salud a miles de personas en muchos países europeos.
En Gran Bretaña este escándalo es conocido como el caso de los sofás tóxicos, porque la mayoría de los afectados comenzó su calvario al comprar sofás que provocaron lesiones similares a quemaduras, lo que motivó la mayor demanda colectiva por motivos de consumo en la historia de aquel país, que se ha resuelto, solo en parte, con indemnizaciones por más de veinte millones de libras (más de 23 millones de euros).