
Si en lo que llevamos de invierno en España has notado síntomas de alergia, la causa podría ser el polen.

Se puede ser alérgico al polen y amante de las plantas. Los ingleses son la prueba viviente de ello, ya que son famosos por su amor a los jardines y también por tener uno de los índices de alergia más altos del mundo.
Por eso, el Real Colegio de Patólogos ha aprovechado el Chelsea Flower Show, la mayor exposición de plantas ornamentales de Gran Bretaña para mostrar cuáles son las plantas que causan alergia y cuales, no.
Se estima que la cuarta parte de la población española sufre de alergia y que en pocos años la mitad de la población europea podría ser alérgica. Por eso, la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) ha hecho un llamamiento a los responsables políticos europeos para cooordinar acciones contra la alergia y mejorar así la salud individual y pública. Sin embargo, jamás hemos visto que los políticos españoles dedicaran su tiempo a debatir el problema, ocupados como están en discutir si al congreso hay que ir o no con corbata.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Extremadura ha comprobado científicamente lo que muchas personas con alergia al polen sabemos por experiencia: puede haber polen en el aire aunque no haya flores en la zona.
Por supuesto que existe una relación muy estrecha entre el momento de la liberación del polen de las plantas y los datos que recogen los captadores usados para cuantificar los granos, pero no siempre es así, explica Rafael Tormo, botánico de la Universidad de Extremadura y coautor de la investigación.
Su equipo ha detectado retrasos o anticipaciones de hasta una semana entre la presencia de polen en el aire de especies alergénicas de gramíneas -como las hierbas de los géneros Poa, Agrostis, Bromus o Avena- y de cupresáceas -cipreses y arizónicas- y su floración.
Somos muchos los alérgicos al polen que estamos pasando un invierno francamente malo. Esto se debe a que los niveles de pólenes de cupresáceas (arizónicas y cipreses) están disparados: en Madrid, por ejemplo, han llegado a 1.000 granos por metro cúbico de aire, cuando lo normal son solo 50 granos.
Esto se debe al cambio climático, a los veranillos locos que estamos viviendo y lo explica muy bien el doctor Javier Subiza, coordinador del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología (SEAIC) en ABC.