En mi ciudad, Buenos Aires, suele decirse lo que mata es la humedad para expresar que lo malo no son las temperaturas, altas o bajas, sino la humedad característica de nuestro clima. Y algo de razón hay en el dicho, porque aunque la humedad no desencadena por sí misma reacciones alérgicas, sí las favorece.
Malas noticias para todas las personas que sufren de alergia al polen: el calentamiento global anticipa la floración más de lo que los científicos esperaban.
Ningún país europeo se salva, los niveles de polen aumentan en todos y la peor parte se la llevan las ciudades, donde el incremento es del 3% anual, frente al 1% en las zonas rurales. Y lo peor es que los científicos creen que el cambio climático aumentará esta tendencia.
El cambio climático tendrá como consecuencia el aumento en todo el mundo de la incidencia del asma, las alergias y las enfermedades infecciosas y cardiovasculares, indica un nuevo documento de la Sociedad Torácica Americana, en cuya elaboración participaron médicos de los Estados Unidos, Europa, Asia, Medio Oriente y África.
El Comité de Salud y Medio Ambiente de la Sociedad Respiratoria Europea reclama medidas urgentes para reducir las altas concentraciones de contaminantes atmosféricos peligrosos en Europa.